Dos volúmenes que se unen, dos volúmenes que se
separan, y la invitación a descubrir una sorprendente casa en la barranca, ésta resulta ser la más clara lectura de la propuesta de Griffin
Enright Architects, para una residencia
en Los Ángeles, California.
Así se manifiestan hacia el
exterior estos pesados muros que limitan dos volúmenes entre los cuales una
fisura a modo de cuña los separa para dejar en el primer volumen, más próximo a
la calle, el acceso, que por su morfología y sus dimensiones invita a entrar.
Un interior que se oculta desde
la calle y se abre hacia el fondo donde están las mejores vistas del terreno
hacia la ciudad de Los Ángeles. Es así que ésta introvertida propuesta cierra
su fachada del frente para abrirse al parque que aprovechando la escalonada topografía
del terreno, va aterrazándose para dar
lugar al deck y la piscina.
La casa se vuelca al parque, el
espacio se extiende hacia el exterior, estar-comedor-cocina ubicados en la
planta baja parecen no tener límites, las vistas son su principal atributo,
pero la elección de los materiales no se queda atrás. Un fabuloso piso de
oscura madera es la base de este gran ambiente limitado por blancos muros y
grandes superficies vidriadas.
En el fondo, una elegante cocina
con un revestimiento de vidrio en tono celeste pastel, refleja el gran ambiente
y reproduce el típico azul del cielo californiano.
En la planta alta, el sector
privado de la casa sigue con el mismo criterio de captar las vistas y
proyectarse hacia el exterior.
Fuente: griffinenrightarchitects
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