A escasos 200 km de Melbourne, en un pequeño pueblo al pie del Monte
Buller, encontramos esta cabaña, cuyos dueños reequiparon recientemente para
disfrutar las temporadas de esquí junto a sus cinco pequeños hijos.
Un exterior de paisajes nevados invita a ser disfrutado desde un cálido
interior, en el que se utilizó una paleta cromática equilibrada y armónica,
donde los colores elegidos fueron el gris y el marrón.
La piedra en el hogar y el empleo de un tronco natural que forma parte de
la estructura de sostén, le aportan al ambiente naturalidad y rusticidad
propias del lugar.
Con una amplia variedad de de tonos, se combinan los grises y marrones con
variadas tramas y diseños textiles, sobre un fondo blanco que se aplicó en los
muros para agregar luminosidad al espacio, dejando la madera oscura original para
el techo y los renovados pisos.
Un conjunto de tonos neutros, que aún así generan un ambiente cálido, donde los únicos toques de brillantes colores están dados por los juguetes de los niños, como elementos decorativos del espacio.
Fuente: thedesignfiles.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario