Con un mínimo de inversión y un
excelente gusto, se equipó esta pequeña cabaña de playa, lo que demuestra que a
la hora de armar una casa de descanso, propia, solo basta apelar a la sencillez
y al sentido común, dos herramientas a las que si además le agregamos sabiduría
para elegir los complementos, darán un muy buen resultado.
Claro que ese sentido especial
tan necesario para componer algo bello no lo posee todo el mundo, habrá que
acudir a quienes cuenten con él, es nuestro mejor consejo. Solo así se logra que a partir de lo simple y armónico alcancemos bellos
resultados, sin que se transforme el intento en algo complicado difícil de
resolver.
Blanco, celeste y madera se
fueron combinando tanto en el estar, la cocina como el dormitorio. Tapizados a
rayas, mantas tejidas y piezas cerámicas sobre la encimera, repiten el mismo color,
dando toques en toda la cabaña.
Equipada con mobiliario rústico al
que se le suma la calidez de la salamandra y las pieles, cuenta además, con
detalles de motivos marinos muy propios para este tipo de cabañas. Como la
ventana ojo de buey del cuarto y el juego de simulación que ofrece el espejo
del estar adoptando la misma forma, para reflejar la vista fabulosa de la que
se puede disfrutar desde el interior y más aún desde el deck. Una espectacular
terraza que combina la simpleza de la madera y el imponente paisaje natural, y
cuenta con todo el equipamiento necesario
para garantizarnos confort, relajación y mucho disfrute.
Cabe destacar la cálida iluminación
lograda por las noches con la utilización de pequeñas luminarias puntuales tanto
en los cielorrasos del interior como en el solado de la terraza, que de día
pasan inadvertidas.
Fuente: uniquehomestays.com
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