Una casa que desde el punto de
vista de la propuesta arquitectónica en sí, es sumamente sencilla y no tiene
mayores virtudes más que la de pasar casi inadvertida en medio de un paisaje
infinito como lo es la costa marítima, la principal protagonista del lugar.
Pero sí cabe destacar, la
simpleza con la que se han incorporado materiales naturales del entorno, sin
causar desequilibrio en la imagen serena y armoniosa que cada uno de los
espacios propone.
Maderas al natural o pulidas,
revestimientos pétreos, mimbres y textiles rústicos se combinan para lograr un
clima de relajación y concordancia.
El ensamble perfecto entre
materiales, colores y texturas dan por resultado un conjunto que goza de una
liviandad visual que lo hace casi etéreo, aún con la utilización de piedra en
algunos sectores exteriores.
Fuente: antonrobert.com
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