Esta
casa, ubicada en las afueras de Asolo, un pueblo del norte de Italia, fue
reciclada por el arquitecto Filippo Caprioglio.
Se
trata de una antigua finca, en muy mal estado, que fue adquirida por una
familia decidida a cambiar su vida urbana, mudándose a la zona rural.
La
premisa era respetar la arquitectura existente de la antigua granja y rescatar
los materiales originales, como la piedra caliza propia del lugar y la cubierta
de tejas.
Si
bien se conservó el espacio interior, se eliminaron varias habitaciones
pequeñas, dejando un interior más amplio dentro de una cáscara de piedra y
vidrio.
El
nuevo uso de la casa obligó a reforzarla, para lo que se utilizó una estructura
de acero.
Se
buscó crear un espacio luminoso que además captara la belleza del entorno. Por
eso ubicaron el acceso en la planta baja, las áreas de estar en la planta alta
de la casa, en el mismo nivel pero separados por un puente, dos cuartos y
servicios y en un nivel superior el cuarto principal en suite.
Es
notable la colocación de un sistema de iluminación que resalta la textura de los
muros de piedra y el techo de antiguos tirantes de madera y ladrillo recubierto
en teja, acentuando su carácter protagónico.
Todo
nuevo elemento que se ha introducido en el interior es de líneas simples, etéreas,
de poco volumen, o translúcido, y con una limitada paleta de colores, con el
fin de no quitarle importancia al espacio en sí.
Fuente:
dwell.com