Implantada en una tranquila
región campestre del sur de Francia, muy cercana a la localidad de Bonnieux,
esta amplia casa de fines del 1600, es tan rica en sus interiores como el
paisaje natural que la rodea y le da marco.
Restaurada con buen criterio
apuntando a lograr espacios acogedores y serenos a la vez, producto de una
equilibrada composición de materiales, texturas y colores.
Espacios proporcionados, donde
pese a su amplitud, se preserva la escala humana que permite guardar relación
entre la persona y el espacio que la contiene, utilizando como recurso un
balconeo perimetral en la sala que crea sectores más íntimos reduciendo alturas
para crear un efecto de protección y cobijo. Continuando con un espacio que
fluye hacia arriba.
Sin embargo, en la planta baja
quedan aún otros ambientes dignos de mención. Tal es el caso del salón comedor,
precedido por una sala ambos muy intimistas, producto de la combinación de la
forma abovedada de los techos, del uso de un material tan particular como la
piedra en todo su perímetro y finalmente del empleo de una iluminación que suma
a este clima tan reservado y apacible como introvertido.
En las dos plantas superiores,
los cuartos, que siguen el mismo patrón que las salas de la planta inferior.
Finalmente, el sector de la
cocina, la que se desarrolla dentro de un ambiente de iguales líneas que el resto
de la casona, pero en su interior un formidable despliegue de tecnología de
última generación al servicio de las tareas propias de una cocina moderna, dinámica
y confortable, donde se puede encontrar mucho más que lo estrictamente necesario.
Fuente: lespresblancs
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