Si bien el color gris, como todo
tono neutro, produce por lo general buena aceptación cuando se lo emplea en
interiores, pensar en un ambiente donde muros, luminarias, pisos y pátinas de
muebles son de color gris, podría parecer un tanto monótono, aburrido o sin
demasiada relevancia.
Sin embargo, este departamento
en el que todo se ha vestido en distintos tonos de gris, es una muestra de que
no siempre el resultado es desalentador. Por el contrario este interior goza de
calidez, elegancia, sobriedad, y un armónico equilibrio en el cual no hay un
elemento protagonista, sino que todos los componentes contribuyen, en igual
medida, para lograr un asombroso resultado.
Nada pasa inadvertido, las luminarias marcan
presencia y definen el estilo, tanto como el juego de comedor o los sillones de
la sala. Las pátinas de los muebles antiguos destacan sus finas molduras y ensamblan
con los muebles que equipan el sector de la cocina. Los elementos textiles dan
calidez al conjunto con la suavidad que aporta la pana y los finos hilados de
los cortinados. Por último, los cristales y la platería suman brillo y
elegancia a un conjunto al que tampoco le falta cierto aire rústico que llega
de la mano de los candelabros y de algunas terminaciones desgastadas como en la
encimera o el piso en piedra de la cocina.
Para los cuartos y el baño, valen
los mismos conceptos, pero destacamos la incorporación de tonos azul pastel que
enriquecen el conjunto.
Fuente: nicety.livejournal
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