Este es el resultado de la
ampliación de una casa de campo del SXVIII ubicada en Gran Bretaña, en la que
el estudio de arquitectura que intervino tuvo como premisa, integrarla tanto a la
antigua casa como al paisaje y transformarla así en un nuevo hogar familiar con
casa de huéspedes.
Es así que podemos ver como la
nueva se implanta en el terreno, generando una continuidad con el entorno, dada
tanto por la morfología que sigue las líneas horizontales del paisaje, como por
la fisonomía que, a través de los techos verdes logra mimetizarse con el campo.
En cuanto a la integración con
la casa original, se logró pero no recurriendo a las formas, sino a los
materiales, ya que se empleó para su revestimiento exterior la misma piedra que
se empleó en la casa primitiva, solo que trabajada de otro modo en cuanto que
el mortero que une las piezas ahora está retirado de la superficie, mientras que en la antigua se lo colocó al
nivel de la piedra. Se logra con esto una sutil diferencia en la toma de las
juntas, pero mantiene lo fundamental que es el aspecto de la piedra.
Es interesante destacar que como
una de las premisas era lograr una comunicación franca y directa entre exterior
e interior, se recurrió a un sistema constructivo de losa en voladizo, o sea
sin apoyos en uno de sus extremos, nótese que todo el nuevo volumen carece de
columnas a la vista quedando solo una piel de cristal que permite amplias
visuales al exterior.
De línea contemporánea y con un
interior minimalista dotado con todo el confort de última generación, el planteo
consistió en dos volúmenes uno a cada lado de la casa original, unidos por un
pasillo de piedra y cristal, donde se ubicó en uno el área social de
estar-comedor-cocina y en el otro el área privada de los cuartos, ambos
volúmenes muy conectados con el paisaje del que captan excelentes vistas.
En cuanto a la antigua casa, que quedó intacta
por delante, pasó a ser la casa de huéspedes.
Fuente: foundassociates.com