El concepto de espacio destinado
al trabajo, ha ido cambiando paulatinamente. Antes solo se lo pensaba como el
lugar donde sentarse a trabajar y por eso un buen escritorio, buena iluminación
y lugares de guardado o archivo eran suficientes.
Esto, con las variantes que se
pudieran plantear a partir de los distintos estilos de mobiliario, de la
capacidad económica de la empresa, de la opción tipológica de inmensas plantas
plagadas de escritorios o de largos corredores con múltiples puertas que
conducían a despachos privados, de propuestas panópticas a otras más privadas e
individuales, pero siempre con el objetivo de satisfacer una única necesidad, “trabajar”.
Hoy, en cambio, el criterio es
otro. A partir de la idea de que permanecemos en el trabajo tanto tiempo como en
casa, se busca dotar al espacio laboral de otras características que lo hagan
más confortable, entretenido, funcional, en síntesis, más placentero.
Es así, que estos sitios pasan
a ser casi como los del hogar. Parecidos al estar de una casa, otros con
características de comedor diario, y otros que se asemejan a un playroom, que
la mayoría no posee en su casa, pero que le aportan al espacio laboral la
posibilidad de distraerse, sociabilizar, tomar un respiro y distenderse en algún momento de la jornada, para poder seguir
con mucha más dedicación, la tarea de todos los días.
Hoy queremos mostrarles algunos ejemplos que a partir de este concepto, lograron excelentes
resultados. Espacios luminosos y confortables, funcionales y flexibles,
divertidos y equilibrados, que invitan tanto a la concentración, como a la relajación.
Fuente: moreysmith Londres
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