Morfológicamente, un gran
volumen blanco neto y puro acabado en sí mismo y una placa que lo rodea por dos
de sus lados, materializada por un muro color verde manzana. Esa sería la
descripción más clara y sencilla de esta propuesta para una casa de veraneo en
Petrópolis. Proyecto que ya hace algunos años ganara importantes premios, y que
buscó satisfacer algunas premisas planteadas por sus dueños como: ser segura
durante los períodos en que está desocupada, soleada pero a la vez fresca y
ventilada, que guarde privacidad pero simultáneamente muy conectada con el exterior.
Premisas que sin duda se vieron cumplidas y satisfechas sobradamente.
Pese a su imagen exterior
compacta, el volumen se cala y logra tener una gran conexión con el exterior a través
de: grandes superficies vidriadas que aprovechan las mejores vistas y de una
especie de galería que prolonga el espacio interior, que además también puede disfrutarse cuando la
casa se cierra. Por detrás, la gran placa verde contiene el terreno en pendiente
y la aísla de las viviendas vecinas.
Su interior, organizado en dos
niveles, el superior por donde se accede y ubican los cuartos y el inferior con
las áreas públicas, la expansión y la piscina, conforman un espacio flexible,
amplio y de doble altura, sin límites entre exterior e interior, excepto cuando
se cierra con sus grandes cortinas metálicas de enrollar.
Fuente: arkinetia
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