Esta casa que data del siglo XIX, está ubicada en una zona muy tranquila
de la ciudad de Mérida, donde se prohibió la circulación de autobuses para
preservar el espacio urbano.
Con características de arquitectura colonial hispana, la casa sorprende
por sus dimensiones ya que se desarrolla a lo largo de un eje longitudinal con
una extensión de aproximadamente 80 metros.
En la puesta en valor, se recuperaron la mayor cantidad posibles de
elementos constructivos, como así también la disposición y la organización primitiva
de la casa. Pisos de baldosas originales, techos con estructura de madera,
carpintería original protegida por antiguas rejas, son algunos de los elementos
que se conservaron.
Se refuncionalizaron sectores y se le sumó un nuevo volumen en la parte
posterior al cual se accede desde el jardín.
Se puso especial atención en enfatizar el eje sobre el cual se suceden los
espacios y en colaboración con esta idea se utilizó una piscina rectangular con
frente de contención vidriado, para acentuarlo. Las visuales siguen este
recorrido, ya que desde la calle se puede ver hasta el fondo y viceversa.
La austera paleta cromática solo se ve alterada por la inclusión de un
intenso naranja y ciertos toques turquesas tomado de las baldosas.
Fuente: nytimes.com