La consigna planteada para la puesta en
valor de esta propiedad ubicada en Parma fue, que la intervención no le hiciera
perder su fuerte identidad rural.
La recuperación de esta antigua casa de
campo que fuera en sus comienzos, allá por principios del novecientos, un
granero, dio por resultado una confortable vivienda unifamiliar en dos plantas
con todas las comodidades y la tranquilidad que sus dueños buscaban para criar
a sus pequeños hijos.
El corazón de la casa es la cocina,
integrada al estar comedor ubicado en la zona de los ventanales. A su vez esto se
integra con la planta alta donde se encuentra el estar íntimo y los cuartos.
Fueron muy meticulosos en la elección de
los materiales. Se respetaron las terminaciones originales de los muros, mampuestos
de piedra, y se lo combinó con buen criterio con grandes paños de carpintería
de vidrio repartido, con lo que se logró un interior luminoso y soleado, con
excelentes vistas.
Parte de los techos de la planta alta
debieron ser reconstituidos y reemplazadas algunas de las originales vigas de
madera. En los pisos de la planta baja se utilizó cemento alisado, mientras que
en zona de los cuartos de la planta alta se colocó piso de roble.
Fuente:
marieclaire.it