Así llamada por su dueño, esta
casa se mimetiza con el entorno de un modo casi natural.
Atravesando una pasarela de
madera, se llega al acceso a través de una plataforma aterrazada que crea el
nexo entre el exterior y el interior y se continúa en la parte posterior de la
casa con otra expansión pero con
marcados límites que le otorgan a este espacio más privacidad.
Construida en un frondoso bosque
de pinos y acebos, ubicado en Fire Island, Nueva York, goza desde el segundo
nivel de las lejanas vistas de la bahía.
Adaptándose a la morfología del
terreno, se resuelve en dos plantas siendo la superior aquella donde se alojan
el estar comedor, la cocina y la suite principal, mientras que en la planta inferior
se ubicaron dos cuartos y el cuarto de huéspedes con expansión.
Su aspecto interior es un tanto
rústico, ya que se han revestido los muros con tablas de ciprés y los pisos con
roble blanqueado. A esto se le suma la estructura de madera natural a la vista.
Procurando privacidad, no se
ubicaron aventanamientos en los muros que dan al este y al oeste ya que allí es
poca la distancia que la separa con las casas vecinas. Si están calados los
muros en los otros sentidos para aprovechar las excelentes vistas.
Fuente: batesmasi.com