Una vieja casona de 1900, en un barrio de clase trabajadora, en muy mal
estado es reciclada totalmente por sus dueños que tuvieron visión y trabajaron
por cuatro años para completar su sueño.
Las vigas del techo, dos chimeneas, escaleras y paredes de madera eran todo
lo que quedaba de la casa cuando la pareja la compró. Se reconstruyó totalmente,
se quito el yeso de las paredes y se coloco madera nueva pintada de blanco. En
la planta baja había dos departamentos que se demolieron para crear un gran
ambiente, con la cocina integrada al estar.
Se eligió una paleta de colores neutros, lo que contribuye a aumentar la
luminosidad de los espacios. El blanco es el protagonista en contraste con un
piso oscuro y escasos detalles en tono pastel en el equipamiento.
En la planta superior se ubican los tres dormitorios y el baño, además de
un estudio y estar íntimo. Finalmente sobre uno de los cuartos se aprovechó la
altura para crear un altillo.
Todos los detalles fueron cuidadosamente estudiados, por la dueña.
Fuente: artinterior.blog.hu