Esta es la casa que el arquitecto Hans van Heeswijk diseñó para él y su
familia, en la isla IJburg, en las afueras de Amsterdam.
La premisa fundamental fue captar las mejores vistas y evitar que toda casa
vecina las interrumpa.
Otro elemento clave de este proyecto, fue la “sorpresa”, producida en este
caso por el contraste inesperado entra una fachada y la opuesta, del volumen
único que conforma la vivienda. Este cambio radical en el lenguaje
arquitectónico empleado, radica en la búsqueda de una total comunicación entre
el interior y el exterior que da a la ribera, mientras que se buscó la “no comunicación”
con la calle desde donde se accede. De ahí la marcada diferencia en el
tratamiento de sus paramentos exteriores.
Los materiales empleados responden a estos requerimientos. Se usó cristal
hacia el paseo marítimo y paneles horizontales de aluminio micro perforado
hacia la calle, con la posibilidad de abrirse automáticamente algunos de ellos.
Planteada como un gran cubo, mitad transparente mitad opaco, la casa se desarrolla en tres
plantas y un sótano, enhebradas por un prisma opaco que recorre toda la altura
del volumen y aloja en su interior a los servicios.Éste fue revestido con
paneles de varillas horizontales lo que equilibra, visualmente, la verticalidad
del volumen.
Fuente: heeswijk.nl