En medio de un abrupto
acantilado y con fabulosas vistas hacia el mar, se levanta esta casa del
estudio Fran Silvestre Navarro. La propuesta fue desarrollar toda la vivienda
en una planta, realizando el mínimo movimiento de tierra posible y trabajando
el volumen como una pieza monolítica engarzada en la piedra.
Íntegramente construida en
hormigón, al que se lo ha trabajado de modo tal que se percibiera como un juego
de plataformas, de placas que se pliegan para dar forma al volumen que se clava
en el acantilado y a su vez vuela sobre el vacío.
Blanco puro que se destaca entre
el color natural de la roca, tanto por fuera como por dentro y se combina con
el cristal cual si fuera un mirador, junto al cual aprovechando una pequeña
planicie del terreno, se desarrolla una piscina al resguardo de dos altos muros
y una escalera que propone un recorrido sugerente.
Fuente: fransilvestrenavarro.com
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