El estudio FRAM, de arquitectura
y diseño trabajó en este proyecto con un enfoque que deja a un lado lo formal y
funcional, las tendencias y las corrientes arquitectónicas, para encararlo
exclusivamente desde el punto de vista de la ilusión, la imaginación y la
fantasía más propia de una realización cinematográfica, que de un hecho
arquitectónico.
Se trata de un pequeño estudio
dedicado a la publicidad, de ahí que se haya tomado como premisa darle al
proyecto un carácter netamente irreal, donde ilusión y creatividad son conceptos
que flotan en el ambiente, alejándolo del mundo real.
Su recepción, una caja de
ensueños inspirada en los espacios surrealistas de las películas de este género.
Absolutamente simétrica, con laterales enfrentados cubiertos de espejo, crean
un espacio infinito y a la vez lleno de misterio. Misterio que se acentúa con
la profunda oscuridad de los paramentos cubiertos de paneles en tono marrón intenso,
en donde una suave luz proveniente de una lámpara de lectura le aporta al
ambiente más tensión que iluminación. Misterio que también aumenta con la
presencia de varias puertas que conducen a espacios insospechados…
Saliendo de la recepción, de
repente todo es luz, un blanco puro, una iluminación diáfana, le ponen claridad
al ambiente. El clima de misterio que en cierto modo se proyecta a este espacio
a través del oscuro piso de madera, se minimiza ante la presencia de tanta
claridad, en muros techos y equipamiento.
Pero la idea de lo lúdico, está
presente en las graciosas siluetas de animales y del sombrero bombín con negros
ojos que aparen en los muebles. También la ilusión se hace presente en el
manejo de la luz, donde con cortinados blancos se generan falsas ventanas, que
ayudadas por la iluminación artificial que se le aplicó detrás, dan la
sensación de estar trabajando todo el tiempo en horario diurno. Una parte más
de la fantasía creada desde la arquitectura.
Fuente: farm.sg
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